EL OTRO LADO DE LA GRIETA
Desde hace varios años los argentinos estamos divididos por una ¨grieta¨, un término que parece designar la herencia dejada por el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner y que señala la división entre sus seguidores y los que se oponen a ellos y su política.
A casi dos años del gobierno de Mauricio Macri, esta división lejos de haberse suavizado es cada vez más fuerte en el ámbito cultural, periodístico y profesional.
Es el tipo de división que ha hecho discutir a los amigos y hasta ha arruinado algunas reuniones familiares debatiendo sobre si la década de gobierno K significó una enorme mejoría en la inclusión social y dignificó a amplios sectores de la sociedad que se encontraban ignorados o invisibilizados o si, por el contrario, destruyó las bases de la economía y generalizó la corrupción
La ilusión de muchos ciudadanos era que con el cambio de gobierno se lograra cierto relajamiento en la tensión social y aflojara la dureza de los debates en los temas más importantes de la agenda pública.
Entre las promesas de campaña de Macri estaba conseguir la ¨pobreza cero y terminar la etapa de la confrontación", dos cosas que aún, lamentablemente, no ha podido cumplir. La vuelta de políticas neoliberales y proteccionistas de empresas y conglomerados (sean nacionales o internacionales), la escalada inflacionaria, el desempleo, la precarización del trabajo provocan una desilusión profunda en el electorado que lo apoyó. Y a juzgar por lo que ocurre hoy en el país, la otra promesa es tal vez la que tenga menos probabilidad de éxito.
Lo cierto es que la grieta goza de buena salud y está en todos lados, y con mucha fuerza dado el contexto de elecciones en el que estamos. Se habla de ella en los programas de chimentos de la tarde, donde se hace confrontar a los actores K (Echarri, Duplaa, etc) con otros miembros del mundo del arte afines al nuevo gobierno (el cineasta Juan José Campanella, Alfredo Casero, etc.).
El periodismo, por cierto, sigue siendo el ring por excelencia de la "grieta".
Un rápido vistazo a cualquier programa periodístico, sea público o de cable, es asistir a una especie de batalla campal donde todo el mundo grita, se interrumpe y superpone argumentos y provocaciones y se insulta sin que jamás pueda llegarse a debatir con un mínimo de seriedad y respeto por el otro y el oyente.
Todo está cruzado por la "grieta", pero ¿este tipo de divisiones son recientes o novedosas para los argentinos? ¿Qué fue entonces de la dicotomía sarmientina de civilización y barbarie, de federales vs unitarios? ¿o de la capital vs el interior? ¿o en el siglo pasado radicales vs peronistas? ¿o en el ámbito futbolero, un River vs Boca?
Acaso el kirchnerismo como fuerza política se diluya en el tiempo, pero las consecuencias de esa "grieta" se muestran más vivas que nunca.